Leny Gomez
¿Cuál fue la señal que estabas esperando?
Siempre he sentido amor por la moda, el diseño y las texturas, cuando me gradué de mi carrera Diseño Industrial, algo faltaba en mí, sentía que, aunque escogí la carrera que más me apasionaba tenía un deseo muy grande por crear, pero crear para inspirar a las mujeres, a tener ese amor propio que carece tanto en este mundo.
Me idealicé montando una gran empresa, quería que esa semilla que Dios sembró en mi por medio de cursos y diplomados de marroquinería y calzado, diera fruto inmediatamente, pero no fue así. Al inicio como la mayoría de los emprendedores tuve mucho miedo, escuché muchas frases como “emprender aquí en Colombia es imposible”, “es mejor algo seguro”, “un sueldo seguro sin preocuparte nada más que desempeñar bien tu rol”, “existen empresas muy grandes de moda”, “el mercado está lleno de lo mismo”.
Cada vez que me quería arriesgar a lanzar mi primer producto sentía ese “vacío” en el estómago, ese mismo vacío que sentimos cada vez que estamos próximos a despegar, pero cada vez eran más personas que me inspiraban a dar el primer paso (el más difícil de todos) el creer en mi potencial, en mi sueño de ser una creadora de tendencias, de moda, de crear empresa.
Me pregunté en ocasiones ¿cómo esas grandes marcas lograban el reconocimiento y expresar por medio de productos esencias tan bonitas como el amor propio de cada mujer?, entendí que no diseñamos 100% para los demás, que cada producto o idea lleva ese toque personal que nos hace sentirnos seguras del producto a desarrollar.
No les miento, lo dude mucho, pero en una tarde Dios movió algo en mi (no soy una extremista religiosa, pero Dios es el motor más grande de mi empresa, El que puso ese impulso tan grande en mi esa tarde) esa tarde me senté, pensé que lo peor que podía pasar es que mi primer bolso o par de zapatos no se vendieran, así que cogí lápiz, cartulina y tijeras y empecé a desarrollar mi primer bolso. Mientras creaba mil ideas pasaban por mi cabeza y empecé a llevar a cabo una por una, Salí a comprar materiales, a aprender de los proveedores y poco a poco fui materializando mi primera producción. Producción que lancé delante de algunos conocidos y el poco y nada manejo de redes sociales y así fue como vendí todo en pocos días. Eso me impulsó a crear, a seguir soñando y a superar ese vacío que les conté.
¿Cuál fue la barrera que superaste?
Creo que fueron dos barreras muy grandes, la primera: dejar atrás una carrera que había estudiado por varios meses, carrera que me encanta pero que no lo veía como mi futuro o mi meta más grande. Esta primera barrera tenía mucho que ver con el “que dirán” o “qué pensarán” creo que la mayoría de las decisiones que tomamos es por presión social o por encajar y eso es muy difícil romperlo.
Mi segunda barrera fue el crear marca con mi toque personal, siempre que pensamos en moda o diseño buscamos que hay en el mercado para referenciarnos, ese código que marca el mercado de la moda y nos olvidamos de lo que realmente queremos plasmar, porque eso es lo difícil crear para otros, pero esta barrera radicaba en una pregunta muy sencilla y era ¿será que existen códigos ya creados y solo debemos buscar propuestas similares con una marquilla diferente? Pues NO, NO es así, lo valioso de crear es ser innovador en materiales, diseños, procesos y pensamientos. Así que decidí lanzar una colección pensada en mí, en lo que quiero trasmitir. siempre que diseño me hago la misma pregunta ¿yo usaría esto? Y poco a poco fui buscando ese motivador principal en cada una de mis primeras colecciones hasta que lo encontré y es “el amor propio”. así poco a poco inicie colecciones inspiradas en cada una de nosotras.
¿Cuál ha sido el reto más grande al que te has enfrentado?
La competencia desleal, creo que al inicio me golpeó mucho ver como personas que alguna vez trabajaron para la empresa o eran aliadas se dieron la vuelta para copiar mis diseños y ponerlos a la venta. No comparto la falta de lealtad, creo que es del valor más preciado de las personas.
Fue un reto grande para mí, porque poco a poco pierdes la confianza en tu equipo y construirla de nuevo es muy difícil, pero decidí hacerlo, decidí arriesgarme a crear un nuevo equipo.
Han sido años muy buenos, años de cambios y ajustes pero la marca se ha sostenido, ha crecido y cada día es más conocida a nivel nacional y en algunos países y eso es gracias a todos, porque las metas se construyen y se celebran en equipo.
¿Cuáles fueron esos momentos donde te enamoraste o te reconectaste con la idea de emprender?
A medida que mi empresa fue creciendo fui necesitando personal, pero quería que los colaboradores de mi empresa fueran personas únicas, personas con algún deseo tan grande en el corazón como yo lo tuve, personas que amaran trabajar porque el fruto del trabajo lo verían reflejado de una linda forma.
Así que decidí que por medio de mis marcas “Lenny Gómez” y “Mi pequeño saltamontes” transformaría vidas, y empecé a buscar esas mujeres que se enfrentan a situaciones muy difíciles en este país y es ser “Madre, cabeza de hogar” cada una de ellas tiene un sueño y me llena el corazón saber que puedo aportarles a ellas más que dinero es apoyo para salir adelante con sus hijos, ellas se convierten en mis socias, en mis aliadas, en parte de mi familia. Mejorar la calidad de vida de estas personas me hace pensar en que quiero crecer más y más para ellas y por ellas.
Esta ideología la llevo siempre presente, pues por experiencia propia es muy difícil encontrar personas que te den la oportunidad de salir adelante con tus hijos cerca, personas que te permitan que ellos hagan parte de tu vida laboral (no tengo ningún problema que ellas asistan con sus hijos a trabajar, me hace feliz verlas disfrutar de la compañía de ellos). Soy muy orgullosa del equipo que construí porque poner un granito en el crecimiento de ellas es la mejor experiencia de construir empresa.
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